08 junio 2010

Despierta, tú que duermes



"Despierta, tú que duermes,
y levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo."


Llevo días ya con esta frase rondando por mi mente.
Me persigue. Me ilumina. Y me fortalece.

En muy pocas palabras describe nuestra situación,
la de los seres humanos perdidos y separados que somos.

Separados los unos de los otros,
por ignorancia, egoísmo, ira o indiferencia.

Perdidos y separados de Dios,
por nuestro orgullo, rebelión, prejuicios y pecados.

Pensé en esta frase al escuchar a uno de mis mejores
amigos decirme el otro día,

"Es que tú tienes sensibilidad para
temas espirituales, pero yo no.
No lo necesito, ni lo siento."


Creo que sí puede sentirlo. Sólo que, por ahora,
es algo dentro de él que está dormido.

Si no logras oír esa dulce voz
que te susurra por los vientos,

en la noche y desde cada rincón de su Creación:
Te amo..., te busco, te necesito...

"Despierta, tú que duermes
y levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo."


Si aún no te has dado cuenta
de que el consumismo, el Sálvame Deluxe,
la adicción al sexo-dinero-poder-fama del Matrix,
los variados apats de esta vida fast-food
tan fácil y seductora
nunca te saciarán:

"Despierta, tú que duermes
y levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo."


Y por si el "Circo Bilderberg" en Sitges [ver + info]
y el 'performance' bis en Bruselas de estos días
no te hace llorar la muerte silenciosa
de nuestros parlamentos

y de democracias erigidas sobre el sacrificio de millones,
mientras los representantes del pueblo
rinden cuentas de manera humillante y servil
a los banqueros de este Mundo:

"Despierta, tú que duermes
y levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo."


Se apodera de nosotros una ceguera
que nos confunde, nos aísla y nos miente:

esconde de nosotros la terrible verdad
sobre nuestra auténtica situación espiritual
y el peligro de los tiempos en los que vivimos.

Y ni el humanismo mejor intencionado
será capaz de salvarnos.
Ni de nosotros mismos, ni de las trampas
en las que hemos caído.

Pero no todo es oscuro.

Pese a todo, ahí está:
una llama de esperanza
que se manifiesta en esas palabras tan frágiles
y sin embargo, tan poderosas:

"Despierta, tú que duermes
y levántate de entre los muertos,
y te alumbrará Cristo."


Créditos foto: [Kren]



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